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viernes, 16 de diciembre de 2011

El precio de la vida y la muerte

El pasado doce de diciembre de 2011 son asesinados estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa guerrero por miembros de la policía federal en coordinación con elementos de los cuerpos de seguridad estatales. Sin duda es una noticia que conmociona y las voces de todo el mundo, medios y organizaciones pro-estado se preguntan, ¿Cómo es posible que en un país donde reina la democracia se asesinan estudiantes? ¿Porqué se asesina gente inocente que lucha por sus “derechos”?, estas y otras preguntas surgen porque a estas voces se les olvidó las decenas de estudiantes muertos en las últimas dos décadas, entre ellos el caso de Pavel González en 2004, se les olvidó lo que pasó con Alexis Benhumea muerto a causa del ataque vil de los cuerpos de seguridad publica en San Salvador Atenco ese día del 2006 cuando el estado violó, torturó, desapareció y mancilló personas con el pretexto de su “estado de derecho”, ya no recuerdan que una comunidad del estado de Oaxaca que declaró su autonomía quedando devastada por el acoso y ataque constante de grupos paramilitares solapados por el estado, mismos que son abrazados por agrupaciones de izquierda o se les olvida el miedo en el que viven, miedo sembrado por el gobierno con su supuesta guerra contra la “delincuencia”.


Estos grupos institucionales, reformistas, democráticos, faltos de memoria que hoy se alzan para pedir “justicia” y que condenan este atentado del gobierno, tan solo responden a la peste electoral que inunda el aire, hoy se levantan para sacar algún provecho en las urnas, reprobando la muerte de tres personas, así como en otras múltiples ocasiones exaltan la muerte y el sufrimiento de otras. Pero esto no es algo que nos sorprenda, siempre han actuado de la misma forma, aprovechando cada situación para hacerse mas fuertes y así mismo hacer mas fuerte al estado. Lo que realmente sorprende (si es que en algo es sorpresa) es la reacción de agrupaciones que dicen de si mismas que son “de lucha”, lo indignante es la actitud de estos grupos que en discurso proclaman libertad y justicia por igual. Por un lado están esos defensores de “derechos humanos” que desde hace mucho se sabe que negocian con el estado, no por el beneficio de las víctimas de abuso, sino para enriquecer sus arcas, aprovechándose de la lucha por la liberación de presos, por otro lado están las agrupaciones pseudo libertarias acaparadoras del activismo universitario, que aprovechando los cubículos concesionados por las autoridades son mas empresas que colectivos, siendo su único trabajo político el ser la policía (sin placa) de las organizaciones de verdadera lucha, parásitos de espacios autónomos, intimidando, señalando personas para su fácil represión, pero esa es otra historia y por ultimo cómo olvidar a este grupo de jóvenes - viejos que por moda global expresan su “indignación” mudándose a plazas publicas y camellones en protesta porque no pueden ser igual de ricos que los explotadores y despreciando cualquier expresión de rabia que no se apegue a la nueva ola mundial.

Pero lo que realmente despierta mi rabia, la rabia de muchos, o por lo menos eso espero, es la actitud tan condescendiente de aquellos que son los afectados directos de la represión estatal, cómo es posible que aun con los golpes, aun con los muertos, tengan el animo de negociar con el asesino y así mismo repriman las expresiones de odio hacia aquellos que los golpean y matan, qué tipo de negociación se puede dar, los muertos no reviven. No son capases siquiera de honrar su memoria de forma digna, por el contrario, sus muertos los usan como moneda de cambio para cumplir sus exigencias que al final quedan rebasadas por la realidad en la que viven. Con el enemigo no se negocia, con el enemigo no se pacta, a este se le destruye por que no puedes confiar en aquellos que desde siempre te han mantenido en la miseria.

Este texto de ninguna forma pretende que esos sectores recapaciten y jamás esperaría que un texto tan burdo como este despierte la conciencia de aquellos que por sus acciones debilitan la lucha real por el bienestar, esta lineas van dirigidas a todos los individuos y agrupaciones que realmente luchan por la libertad y mejor vida, a que hagamos conciencia sobre quiénes son nuestros nuestros aliados y más importante aun, sobre quién es y está con el enemigo, no podemos seguir pretendiendo que todos aquellos que en discurso hablan de libertad pueden ser considerados amigos, cuando en acción estas mismas organizaciones son las principales trabas que evitan la generación de las condiciones necesarias para un cambio real en nuestras vidas. En resumidas cuentas lo único que pretendo decir con estas ya extensas palabras es:

¡¡¡CUIDADO EL ENEMIGO ESTA ENTRE NOSOTROS!!!

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