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jueves, 3 de febrero de 2011

PENDIENTES


Después de la experiencia desmoralizante pero sumamente aleccionadora de Cancún en la COP 16. Aún nos quedan tareas concretas a realizar.

No es nueva la acción manipuladora y reformista de las organizaciones que se presentaron en la supuesta protesta, no desconocemos sus vicios y artimañas para negociar con el estado y fingir movilizaciones, desviando hábilmente la ira y el descontento hacia la paralización real de la lucha social. Lo que nos desconcierta es la falta de acción individual o colectiva de los que no se suscriben en el ala moderada del movimiento. No nos casamos con la organización de masas es más, rechazamos esta forma de trabajo tampoco pretendemos aglutinar en nuestra postura todo el hartazgo y rabia social. Sin embargo en Cancún y a nuestro regreso solo encontramos dispersión e inactividad; de lo cual asumimos nuestra parte de responsabilidad.

Los colectivos e individuos que se encontraron en esas tierras sureñas, que iban con la intención de hacer algo más -chocar con la autoridad y debilitar las artimañas de los grupos moderados- no pudimos hacer nada y en muchos casos se terminó por aceptar las limosnas y las acciones que éstos ya habían establecido. Dejamos claro que no esperábamos que todos nos encontraríamos como colectividades o individuos para los enfrentamientos; pero sí pensamos que surgirían iniciativas de actividad contra el orden imperante: nada sucedió. Sabemos ahora con mayor certeza que el corte ambientalista de la cumbre no daba, ni da, ni dará para más. Disculpen tanto idealismo.

Lo lamentamos por los colectivos que tenían apostadas sus esperanzas todas sobre el porvenir anarquista y revolucionario, en lo que ocurriera en Cancún. Nuestro más sentido pésame.

Aprender a vivir con la derrota: una gran lección. Nunca cantar victorias inexistentes, esa es tarea de los reformistas. Nos enfrentaremos siempre a las condiciones más adversas y aún ahí nuestra tarea será atacar a nuestro enemigo velado y al que se disfraza. Ante un supuesto ambiente de desilusión solo nos queda continuar con nuestro sueño de destrucción de lo que hoy nos ahoga, hasta nuestro último aliento. Siempre habrá motivos suficientes.

A lo hecho, pecho; sigamos adelante.

¡A joder al reformista tanto como al capitalista, ambos nos estorban!


Salud y revolución.


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