Narcocorridos: Un pretexto más para la avanzada fascista hacia el control de la cultura.

No es nada nuevo ni reciente que el estado trate de controlar cada uno de los aspectos de nuestra vida, que una de sus mayores armas en contra de nuestra libertad es la capacidad de influir seriamente en el pensamiento y acción de los individuos.

Una muestra clara es como el estado a lo largo de su existencia a intentado prohibir diversas expresiones culturales dependiendo de su conveniencia y contexto, expresiones culturales como la música que va desde el rock and roll, el jazz en su tiempo, y ahora un ejemplo claro son los narcocorridos. La ofensiva del estado hacia esta expresión cultural, expresión que no es ni buena ni mala sino todo lo contrario, lleva ya varios años generando polémica desde la aparición de esa absurda ley en 2001 que prohíbe su transmisión en medios de comunicación masivos, pero ahora a recientes fechas han encontrado la escusa perfecta para su prohibición total.

Esa escusa es su falsa guerra contra el crimen organizado, y la escalada de violencia que el mismo estado por su sola existencia ha generado, pero ahora tratan de confundirnos, tratan de jugar con el dolor de las miles de personas que de una y otra forma estamos en medio de su amañado conflicto, usan el absurdo argumento que esta música es generadora de nuevos “delincuentes”, que hacen apología de lo “ilegal”, que crea falsos modelos a seguir.

Este tipo de música no es más que una expresión de lo que se vive día con día en esos lugares, de lo que la gente creativa, logra ver u oír, no se puede culpar a una expresión meramente cultural, de generadora de acciones o actitudes, los individuos tenemos la capacidad de discernir y elegir nuestras acciones, no por tener vídeo juegos con violencia explicita te vuelves un maniaco homicida, no porque los medios estén cargados de contenido sexual que ayuda al estado a distraer de temas de importancia social, la gente pensara sólo en copular. Y algo mucho más importante, no olvidemos si en determinado momento se hace apología a lo “ilegal” es precisamente porque el estado lo ha catalogado así, es el estado que vuelve ilegal cualquier activad que atente contra él y sus interés particulares o que convenga hacerla ilegal para recibir un beneficio. Pecan de ingenuos todos aquellos servidores de este estado fascista al sorprenderse que los grandes y pequeños capos del narcotráfico se hayan convertido en una aspiración social, cuando este estado de muerte mantiene sumergida en la miseria a la población en general, miseria económica, cultural y social, en beneficio del estado mismo y de unos cuantos. De qué se sorprenden si la mayor parte de la gente que vive dentro de lo “legal” sobreviven al día, y ven que las élites en el poder económico, político, intelectual y cultural, lo tienen todo. La violencia de estado es la peor de las violencias, generar miseria es el peor crimen, indecible, indignante y repugnante.

La única forma de acabar con las problemáticas actuales de esta sociedad, es acabar con todos los grupos de poder que ejercen coerción al individuo, haciendo la aclaración, que de ninguna forma este texto es en apoyo a esos nuevos grupos de poder, los llamados carteles del “crimen organizado”, que lejos de ser la contra-parte del estado se han convertido en los grupos duros, hasta paramilitares de cada una de las diferentes facciones que conforman a este sistema de poder. No queremos más violencia? pues destruyamos al sistema que la genera, y desarrollemos una nueva forma de producción, de consumo, una nueva forma de vida.

Por último, debo preguntarme ¿es lo que quiero de mi vida?, ¿Quiero que el estado reprima cualquier expresión individual o colectiva que a las élites en el poder no les complazca?, ¿Quiero que el estado determine qué es lo mejor para mí como individuo, que soy el único que sabe realmente mis necesidades?

Mi respuesta es ¡¡NO!!, absolutamente nada ni nadie puede determinar por mí lo que es bueno o no en mi vida, quiero ser libre y decidir cómo alcanzar mi bienestar.